"Me contaba tranquilamente mientras comíamos cómo me iba a descuartizar"
(caso real)
Aunque los trastornos mentales en un sentido estricto son relativamente poco frecuentes (cerca del 20% del total) en los agresores en el hogar (Sanmartín, 2000, 2002), sí que hay alteraciones en el ámbito del control de la ira, de la empatía y expresión de emociones, de las cogniciones sobre la mujer y la relación de pareja y de las habilidades de comunicación y de solución de problemas.
En cuanto a los trastornos de personalidad hemos de añadir lo siguiente al post anterior:
"Asimismo algunos trastornos de personalidad pueden estar implicados en la adopción de conductas violentas en el seno de la familia (White y Gondolf, 2000). En concreto la psicopatía (o trastorno antisocial de la personalidad), caracterizado por la manipulación, por la falta de empatía en las relaciones interpersonales y por la ausencia de remordimiento ante el dolor causado, propicia la aparición de conductas violentas y crueles. Cuando el maltratador es un psicópata habitualmente plantea exigencias irracionales, muestra un desapego hacia los hijos, suele ser un parásito, abusa del alcohol o de las drogas, no tiene amigos y es un manipulador que utiliza a los demás en su beneficio (Garrido, 2000, 2001, Hare, 2000).
A su vez, el trastorno borderline, en el que son frecuentes la impulsividad, la inestabilidad emocional y un sentimiento crónico de vacío, propicia la aparición de conductas impredecibles en la relación de pareja.
Por último el trastorno paranoide, en el que la desconfianza y los recelos están presentes de forma constante."
-Enrique Echeburúa- Hombres violentos contra la pareja: Perfil psicopatológico y programa de intervención.
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